domingo, 13 de marzo de 2016

BRASOV: Dos días embrujados

Con su estratégica situación geográfica, sus torres de fantasía y sus bohemias calles adoquinadas, resulta difícil escapar al embrujo de la ciudad de Brasov.



Al bajar del tren, la primera impresión puede producir un poco de indiferencia. La estación presenta una imagen bastante descuidada, que para nada puede servir de precedente de lo que uno va a encontrarse en esta ciudad encantada. Tras recorrer las calles del “nuevo Brasov”, llenas de edificios grises y grandes avenidas, llegamos hasta el casco histórico.

Brasov desde la Ciudadela

Al llegar, lo que mas nos sorpende es el recibimiento al estilo Hollywood del letrero en la cima del Monte Tampa, que con sus casi 1000 metros, se presenta imponente como un muro de protección salvaje que dota a la ciudad de una imagen de cuento.
Letrero sobre el Monte Tampa


No hay nada como dar un paseo por la peatonal Str. Republiccii. Llena de locales bohemios y edificios históricos de tejados austro-húngaros, que con sus pequeñas ventanas en la parte superior a modo de ojos, parecen observarte al pasar delante de ellos.  

Str. Republiccii


Esta calle desemboca en la Plata Sfatuluil, centro del Brasov medieval. En el centro encontramos el ayuntamiento (actual Museo de Historia de Brasov) y la torre encantada de los trompetistas, lugar de práctica frecuente de torturas, pudiendo ser el último escenario de la última quema de brujas en Europa.

Museo de Historia de Brasov


Al final de la plaza nos topamos con la Iglesia Negra. Por ser considerada la mayor iglesia gótica que hay desde Viena a Estambul, es el edificio más emblemático de Brasov. Su actual nombre se debe al incendio que la calcinó hace algo más de 350 años.


Iglesia Negra


Ciudadela de Brasov
La siguiente parada fue la subida a la Ciudadela de Brasov. Tras un ascenso para todos los públicos se llega a una preciosa ciudadela de madera, alzada en la cima de un monte sobre la ciudad, desde donde se puede contemplar la maravillosa vista de los cuatro costados de ciudad mientras disfruta al aire libre de una cerveza en alguno de sus establecimientos.





Bastión de los Tejedores
Al bajar, paseamos por sus torres de cuento comunicadas por caminos de hayas: La Torre blanca y La Torre Negra. Imponentes en la ladera oeste, junto a la muralla, te ofrecen una vista de la ciudad que para nada ha de despreciarse, especialmente cuándo la puesta de sol tiñe de dorado la ciudad. Desde la Torre Blanca se baja a la ciudad por el Bastión de los Tejedores, trabajo de los artesanos del gremio de los costureros que tenía como objetivo defender el pie del monte Tampa.



Sinagoga Nologa
Callejeando por las laberínticas calles del centro de Brasov, uno puede encontrarse con agradables sorpresas, como por ejemplo,  la Sinagoga Nologa, o la que es considerada como la calle más estrecha de Europa, con apenas 1,5 m de ancho.

Al caer la luz y crecer la noche, la ciudad se vuelve aún más mágica. Numerosos pubs y bares despiertan en el casco histórico un ambiente festivo. En Rumanía aún se permite fumar en los bares  por lo que se pueden encontrar ambientes bohemios y oscuros, así como locales con mucho estilo dónde probar el Palinka o las cervezas de la zona, como la Ursus, Ciucas o Silva. Sobre la música, he de decir que aunque en Rumanía prima la electrónica y el reggaetón por encima de otros estilos, también hay sitios donde uno puede encontrar los rasgueos de The Killers o los Dire Straits.


El segundo día se dedicó exclusivamente al Monte Tampa, lugar dónde se construyó la primera fortaleza defensiva de Brasov, destruída posteriormente por Vlad Tepes.
Teleférico

Es un lugar perfecto para cualquier amante de la naturaleza. Además de su increíble flora y fauna protegida (osos, linces, zorros, ciervos, jabalís, etc.) es perfecto para disfrutar de un día de campo o deleitarse con con las vistas de pájaro que se ofrecen desde arriba. Se puede optar por subir con el teleférico o andando a través de caminos serpenteantes muy bien acondicionados, resultando ser ésta la opción más sana, bonita y barata. Desde arriba, se puede degustar un plato típico o tomar algo fresco en alguno de sus dos establecimientos. También es el lugar de partida de varias rutas de senderismo, entre ellas, la que te lleva al hollywoodiense cartel de “Brasov” con su increíble mirador.

Ciudad de Brasov desde el Monte Tampa



No dio tiempo para más. Seguro volveremos.


Texto: Enrique de Paz
Fotografía: Silvia Blanco 

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